Acapulqueña Linda.
Acapulqueña linda, acapulqueña
Playera esbelta, calida y sensual
en tu mirada ardiente y soñadora
hay un reflejo de tu inmenso mar
Cuando en la playa luces tu silueta
(te veo pasar)
en el milagro de un atardecer
(un bello atardecer)
quisiera ser del mar ola coqueta
(para ti)
y en mis brazos tu cuerpo yo envolver
Quisiera ser la brisa acariciante
que llegara tus sienes a besar
y en tus rizadas trenzas de azabache
un rayo de la luna contemplar
vuelan en la quebrada las gaviotas
(en ancho mar)
alla en los blancos que dicen adios
(y se alejan de ti)
y en el sutil encaje de la costa
(sin querer)
te deje para siempre el corazon
yo que he nacido en esa costa bella
conocido su noble corazon
dedico este homenaje a las copsteñas
que han sabido inspirarme esta canción
Mañanitas Guerrerenses.
Estas son las mañanitas
que se cantan en Guerrero,
a las muchachas bonitas
y a los amigos sinceros.
Comadre (o compadre), si te desvelo,
despierta y no duermas tanto
que te vengo a saludar
la mañana de tu santo.
Cantar, corazón, cantar,
cantar y seguir cantando,
hoy por ser día de tu santo
te estamos felicitando.
Desde mi casa he venido
brincando los tepanoles
sólo por venir a ver
las ollotas de pozole.
Ahora que voy de pasada
me parece ingratitud
el no arrimarme a tu puerta
a saber de tu salud.
Llorar, corazón, llorar
llorar si tienes por qué
que no es afrenta del hombre
llorar por una mujer.
Levántate, comadrita,
verás tu calle regada
con lágrimas de un compadre
que pasó de madrugada.
No traigo corona de oro
ni tampoco de cristal
sólo traigo mi barriga
pa’ llenarla de mezcal.
Llorar, corazón, llorar,
llorar al pie de una peña,
que no es afrenta en el hombre
llorar por una trigueña.
Comadre, no duermas tanto
deja ese sueño profundo,
que te viene a saludar
toda la alegría del mundo.
De las estrellas del cielo
la más grande no aparece
en el cielo se ha perdido
y en tu pecho resplandece.
Llorar, corazón, llorar,
llorar, pero con sonrisa,
te he de querer, te he de amar,
como la flor a la brisa.
En fin, comadre, nos vemos,
ya fueron tus parabienes,
buena salud te deseamos
todo el tiempo que vivieres
Despedida no la doy,
porque no la uso yo,
pero qué más despedida,
comadre, quedas con Dios.
Por esta calle me voy
y por la otra doy la vuelta,
volveremos de aquí a un año
si Dios la vida nos presta.
Llorar, corazón, llorar,
llorar al amanecer,
no es afrenta para el hombre
llorar por una mujer.
Acapulqueña linda, acapulqueña
Playera esbelta, calida y sensual
en tu mirada ardiente y soñadora
hay un reflejo de tu inmenso mar
Cuando en la playa luces tu silueta
(te veo pasar)
en el milagro de un atardecer
(un bello atardecer)
quisiera ser del mar ola coqueta
(para ti)
y en mis brazos tu cuerpo yo envolver
Quisiera ser la brisa acariciante
que llegara tus sienes a besar
y en tus rizadas trenzas de azabache
un rayo de la luna contemplar
vuelan en la quebrada las gaviotas
(en ancho mar)
alla en los blancos que dicen adios
(y se alejan de ti)
y en el sutil encaje de la costa
(sin querer)
te deje para siempre el corazon
yo que he nacido en esa costa bella
conocido su noble corazon
dedico este homenaje a las copsteñas
que han sabido inspirarme esta canción
Mañanitas Guerrerenses.
Estas son las mañanitas
que se cantan en Guerrero,
a las muchachas bonitas
y a los amigos sinceros.
Comadre (o compadre), si te desvelo,
despierta y no duermas tanto
que te vengo a saludar
la mañana de tu santo.
Cantar, corazón, cantar,
cantar y seguir cantando,
hoy por ser día de tu santo
te estamos felicitando.
Desde mi casa he venido
brincando los tepanoles
sólo por venir a ver
las ollotas de pozole.
Ahora que voy de pasada
me parece ingratitud
el no arrimarme a tu puerta
a saber de tu salud.
Llorar, corazón, llorar
llorar si tienes por qué
que no es afrenta del hombre
llorar por una mujer.
Levántate, comadrita,
verás tu calle regada
con lágrimas de un compadre
que pasó de madrugada.
No traigo corona de oro
ni tampoco de cristal
sólo traigo mi barriga
pa’ llenarla de mezcal.
Llorar, corazón, llorar,
llorar al pie de una peña,
que no es afrenta en el hombre
llorar por una trigueña.
Comadre, no duermas tanto
deja ese sueño profundo,
que te viene a saludar
toda la alegría del mundo.
De las estrellas del cielo
la más grande no aparece
en el cielo se ha perdido
y en tu pecho resplandece.
Llorar, corazón, llorar,
llorar, pero con sonrisa,
te he de querer, te he de amar,
como la flor a la brisa.
En fin, comadre, nos vemos,
ya fueron tus parabienes,
buena salud te deseamos
todo el tiempo que vivieres
Despedida no la doy,
porque no la uso yo,
pero qué más despedida,
comadre, quedas con Dios.
Por esta calle me voy
y por la otra doy la vuelta,
volveremos de aquí a un año
si Dios la vida nos presta.
Llorar, corazón, llorar,
llorar al amanecer,
no es afrenta para el hombre
llorar por una mujer.
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