Lamenta el ex atleta la falta de
talento acapulqueño; “hace falta demasiada preparación y conocimientos
sobre la lucha libre”, dice
Si naciera de nuevo, volvería a ser luchador: Lismark
HÉCTOR BRISEÑO
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“Si volviera a nacer volvería a ser luchador”, sentenció el mítico y legendario guerrero de los cuadriláteros Lismark.
Entrevistado
en Puerto Marqués, donde recibió un reconocimiento de autoridades
municipales, el enmascarado acapulqueño lamentó la falta de talento
local, debido a lo cual la lucha libre ha perdido atractivo en el
municipio.
–¿Cómo ve la lucha libre en Acapulco?–, se le pregunta al ex atleta.
–Muy
acabada… se la acabaron, a los luchadores les hace falta demasiada
preparación y conocimientos sobre la lucha libre. Los luchadores de
Acapulco no tienen ese atractivo para que la gente vaya a verlos.
–¿Qué opina de que se pretenda vender la Arena Coliseo de Acapulco?
–Es una lástima, es una arena con mucha tradición, con mucha historia.
–¿Qué le dejó la lucha libre?
–Muchos
recuerdos y muchas satisfacciones, si volviera a nacer volvería a ser
luchador, porque este deporte me dio a conocer en todo el país, hay
mucha gente que me saluda todavía, a pesar que tengo 10 años sin luchar,
me recuerdan en Tijuana, Monterrey, Guadalajara y México. Me piden
autógrafos cuando voy a los restaurantes, por eso me siento muy
agradecido.
–A usted se le conoce como uno de los grandes exponentes de Acapulco.
–Bueno
eso fue parte de la promoción, Acapulco tenía mucho nombre en ese
entonces, pero también yo le di más nombre porque fui 15 veces a Japón,
donde gané una competencia en 1984. También fui a Canadá, Panamá y
Bolivia. Fui al país el norte muchas veces, incluso me han hecho más
homenajes en Los Ángeles y Chicago, que aquí en mi propio Acapulco.
Ataviado
con pantalón de mezclilla y camisa azul, enfundado en su tradicional
máscara azulada con bordos blancos alrededor de los ojos, Lismark
calificó como “lucha de barrio” al pancracio que practican los
peleadores locales, por su falta de disciplina.
El
luchador originario de Llano Grande, Oaxaca, avecindado en la colonia
Progreso de este puerto desde pequeño, donde incursionó en la lucha
libre en 1976, subrayó que Acapulco requiere de deportistas mejor
preparados, por lo que se dijo dispuesto a abrir una escuela para
preparar nuevas generaciones de luchadores que tengan capacidad de
pelear en cuadriláteros a nivel nacional y mundial.
– ¿Quién debe impulsar a las nuevas generaciones?
–
Cada quien debe hacer lo que le corresponde, el promotor la publicidad,
el luchador debe esmerarse física y técnicamente. Yo me siento con el
conocimiento técnico de preparar a nuevos talentos –manifestó el
luchador de 62 años, quien resaltó que las figuras del ring deben
parecer, en primer lugar, gladiadores, para que la lucha libre recupere
las glorias de antaño, pues los actuales exponentes, dijo, carecen de
fortaleza física.
–¿Está contento con este homenaje de los marquesanos?
–Claro, estoy conviviendo con mi gente, con mis paisanos y eso me hace sentir bien.
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